Sentada en mi sillón preferido, con el libro en las manos y mis deseos insaciables
de recorrer los mismos pasos que el rey Alfonso II, me dispuse a tirar del mágico
libro por segunda vez. Para mi sorpresa, no sucedió lo mismo que la última vez,
lo que ocurrió fue que el libro se quedó en mis manos. Tenía una cubierta muy
antigua, polvorienta y algo desgastada. Parecía que llevaba en mi biblioteca
bastante más tiempo del que pensaba. Decidí ver qué contenía su interior, así
que lo abrí. Una intensa luz me cegó y solté el libro rápidamente. Delante de mí
se había creado un portal, un portal dorado, con los bordes anaranjados y
chispeantes. Inmediatamente, supe lo que tenía que hacer.
de recorrer los mismos pasos que el rey Alfonso II, me dispuse a tirar del mágico
libro por segunda vez. Para mi sorpresa, no sucedió lo mismo que la última vez,
lo que ocurrió fue que el libro se quedó en mis manos. Tenía una cubierta muy
antigua, polvorienta y algo desgastada. Parecía que llevaba en mi biblioteca
bastante más tiempo del que pensaba. Decidí ver qué contenía su interior, así
que lo abrí. Una intensa luz me cegó y solté el libro rápidamente. Delante de mí
se había creado un portal, un portal dorado, con los bordes anaranjados y
chispeantes. Inmediatamente, supe lo que tenía que hacer.
Me transporté al año 899, lo que parecía ser noviembre. Sobre las 12:00 de la
mañana un inmenso sol cubría la ciudad de Oviedo. El ambiente era muy húmedo
y hacía bastante frío, aún con los rayos calentando la piel. Había mucha
aglomeración alrededor de lo que parecía ser un mercado. Me quedé mirando
una iglesia en medio de la plaza.
mañana un inmenso sol cubría la ciudad de Oviedo. El ambiente era muy húmedo
y hacía bastante frío, aún con los rayos calentando la piel. Había mucha
aglomeración alrededor de lo que parecía ser un mercado. Me quedé mirando
una iglesia en medio de la plaza.
Sin darme cuenta, un hombre con una cesta chocó conmigo y me sacó de mis
pensamientos. Se disculpó y comenzamos a charlar durante un buen rato. Aquel
hombre se llamaba Gastón y descubrí que trabajaba como artesano, así que tenía
un pequeño puesto donde vendía todo tipo de productos. Recorrimos un largo
camino hasta llegar al puesto. Una vez allí me presentó a su familia. Tenía dos
hijas y estaba casado con una hermosa mujer. Me invitaron a comer a su casa
y me permitió quedarme a dormir también. Durante la cena me comentó que
quería viajar por el camino de Santiago, como había hecho Alfonso II. Me preguntó
si quería acompañarle. Entusiasmada por la idea, acepté.
pensamientos. Se disculpó y comenzamos a charlar durante un buen rato. Aquel
hombre se llamaba Gastón y descubrí que trabajaba como artesano, así que tenía
un pequeño puesto donde vendía todo tipo de productos. Recorrimos un largo
camino hasta llegar al puesto. Una vez allí me presentó a su familia. Tenía dos
hijas y estaba casado con una hermosa mujer. Me invitaron a comer a su casa
y me permitió quedarme a dormir también. Durante la cena me comentó que
quería viajar por el camino de Santiago, como había hecho Alfonso II. Me preguntó
si quería acompañarle. Entusiasmada por la idea, acepté.
A la mañana siguiente, nos despertamos casi al alba. Eran las 6:00 de la mañana.
La esposa de Gastón nos preparó algunas provisiones para el viaje y nos dio algunas
monedas. Nos dispusimos a emprender nuestra aventura. Llevábamos ropa de abrigo,
pero debo decir que no es tan buena como la de ahora. Nos dirigimos hacia el bosque.
El camino era de tierra, y estaba bastante resbaladizo a causa de humedad. Los
zapatos no eran los adecuados para este terreno fangoso, pero no se podía permitir
otros de mejor calidad.
La esposa de Gastón nos preparó algunas provisiones para el viaje y nos dio algunas
monedas. Nos dispusimos a emprender nuestra aventura. Llevábamos ropa de abrigo,
pero debo decir que no es tan buena como la de ahora. Nos dirigimos hacia el bosque.
El camino era de tierra, y estaba bastante resbaladizo a causa de humedad. Los
zapatos no eran los adecuados para este terreno fangoso, pero no se podía permitir
otros de mejor calidad.
Anduvimos durante un buen rato hasta llegar a un pequeño río, donde paramos para
comer. Engullimos una barra de pan y unas bayas que la mujer de Gastón nos había
preparado. Al acabar, continuamos nuestro viaje.
comer. Engullimos una barra de pan y unas bayas que la mujer de Gastón nos había
preparado. Al acabar, continuamos nuestro viaje.
Caminamos dos días sin cesar. Pasamos por Salas, Pola de Allande y finalmente
llegamos a Grandas de Salime. Allí repusimos fuerzas para poder continuar el viaje.
Vimos actuar a un juglar en la plaza del pueblo. Era extraño, por que parecía que le
acompañaba un pequeño monje y una mujer de cabello corto.
llegamos a Grandas de Salime. Allí repusimos fuerzas para poder continuar el viaje.
Vimos actuar a un juglar en la plaza del pueblo. Era extraño, por que parecía que le
acompañaba un pequeño monje y una mujer de cabello corto.
Descansamos durante dos días en un albergue. Nos aprovisionamos de comida y
bebida y al amanecer empezamos a caminar.
bebida y al amanecer empezamos a caminar.
Nos encontrábamos en O càvado, cuando una fuerte tormenta nos pilló por sorpresa.
Gastón me tranquilizó, diciendo que pronto llegaríamos a San Romano Da Retorta,
nuestro siguiente destino. Llegamos con la ropa empapada. Nos dieron algo de comer
y ropas nuevas. Gastón pensó que sería mejor descansar allí y continuar otro día.
Estábamos agotados después de tanta caminata. Pero merecía la pena. La sorpresa
que nos aguardaba al final era lo que nos alentaba a seguir.
Gastón me tranquilizó, diciendo que pronto llegaríamos a San Romano Da Retorta,
nuestro siguiente destino. Llegamos con la ropa empapada. Nos dieron algo de comer
y ropas nuevas. Gastón pensó que sería mejor descansar allí y continuar otro día.
Estábamos agotados después de tanta caminata. Pero merecía la pena. La sorpresa
que nos aguardaba al final era lo que nos alentaba a seguir.
Pasamos allí tres días. Listos para continuar nos dirigimos a un bosque. Era muy
frondoso, incluso más que el primero, pero me daba mala espina. Era el sitio perfecto
para una emboscada.
frondoso, incluso más que el primero, pero me daba mala espina. Era el sitio perfecto
para una emboscada.
Habían pasado 5 horas desde que salimos del pueblo y nos sentamos un momento a
descansar. No me di cuenta de que un grupo de bandidos nos habían acorralado.
Nos robaron las provisiones y el poco dinero que nos quedaba. Gastón y yo nos
quedamos en medio del bosque sin nada para comer o beber, ni tampoco nada para
conseguir reponerlo.
descansar. No me di cuenta de que un grupo de bandidos nos habían acorralado.
Nos robaron las provisiones y el poco dinero que nos quedaba. Gastón y yo nos
quedamos en medio del bosque sin nada para comer o beber, ni tampoco nada para
conseguir reponerlo.
No nos rendimos, ya nos faltaba muy poco, 4 horas después llegamos a Arzúa.
Hambrientos y congelados. Los bandidos también nos habían robado nuestra ropa
de abrigo. Ya era de noche cuando aparecimos en un albergue. Nos dieron una
habitación y nos permitieron trabajar allí a cambio de algo de dinero. Después de
dos días teníamos el dinero suficiente para lo que nos quedaba de viaje.
Hambrientos y congelados. Los bandidos también nos habían robado nuestra ropa
de abrigo. Ya era de noche cuando aparecimos en un albergue. Nos dieron una
habitación y nos permitieron trabajar allí a cambio de algo de dinero. Después de
dos días teníamos el dinero suficiente para lo que nos quedaba de viaje.
Al despertar, emprendimos nuestra última etapa, hasta Santiago de Compostela.
Llegamos a nuestro destino a las 16:00. Entramos en un pequeño pueblito, donde
satisfechos por nuestro esfuerzo, pudimos ver la Catedral de Santiago de
Compostela.
Llegamos a nuestro destino a las 16:00. Entramos en un pequeño pueblito, donde
satisfechos por nuestro esfuerzo, pudimos ver la Catedral de Santiago de
Compostela.
Nuestro viaje había sido duro, pasamos hambre, frío y miedo. Pero al final
conseguimos llegar. Delante de nosotros erigía un templo de
piedra en estilo asturiano, con tres naves y una cabecera rectangular. El lugar
donde descansaba el Apóstol Santiago.
conseguimos llegar. Delante de nosotros erigía un templo de
piedra en estilo asturiano, con tres naves y una cabecera rectangular. El lugar
donde descansaba el Apóstol Santiago.
Me despedí de mi nuevo amigo y regresé a casa. Repasé en mi cabeza todas
las aventuras vividas aquellos días. Y con esos recuerdos me quedé dormida.
las aventuras vividas aquellos días. Y con esos recuerdos me quedé dormida.
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